Brechas legales permiten que los menonitas deforesten la Amazonía. Usan vacíos y confusiones en las leyes agrarias para deforestar los bosques amazónicos.
La historia de la llegada de los menonitas al Perú no es muy diferente de la de otros países de América Latina. Según un residente de Belice, que prefiere no ser identificado y que ahora vive en Chipiar (colonia menonita ubicada en el límite de las regiones Ucayali y Loreto, en la selva peruana), cuando empezaron a buscar un nuevo lugar para migrar, funcionarios del consulado peruano en ese país les hablaron de extensas zonas despobladas que requerían ser desarrolladas, puestas a producir. ¿Dónde estaban esas zonas? En la Amazonía.
La versión de este migrante es similar a la que nos relató Medelú Saldaña, quien asesora a los menonitas de Tierra Blanca, y a la información recogida en campo durante el reportaje que elaboró Daniel Yovera, del medio Epicentro, hace unos meses. “Ellos han llegado en arreglo con el gobierno, vienen con la ley de su lado”, reafirma Saldaña.
De acuerdo con el relato del migrante de Belice, los menonitas de Bolivia, que ya manejaban mejor la legislación agraria de ese país, tomaron contacto con funcionarios del Perú y encontraron la forma perfecta de migrar: el marco migratorio del Mercado Común del Sur (Mercosur). Los menonitas llegados desde Bolivia tienen en su carné de extranjería la referencia a este documento.
El Foro Especializado Migratorio del Mercosur y Estados Asociados (FEM) es el espacio de discusión y acuerdo de la movilidad humana en esta parte de Sudamérica. Gracias a este acuerdo, se permite a una persona nacional del Mercosur o Estado Asociado radicarse en otro país del bloque con igualdad de derechos y libertades civiles, sociales y económicas”. Bajo estas condiciones, la migración de los menonitas tenía el respaldo de los tratados migratorios vigentes y el trámite en la oficina peruana de migraciones se volvía más sencillo.
En los últimos meses del segundo gobierno aprista de Alan García, a inicios de 2010, una comisión menonita llegó a Lima para empezar las coordinaciones con la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) del Perú. La visita era para obtener el ‘privilegio’ de parte del Estado peruano y contar con las facilidades para la adquisición de tierras en la Amazonía.
El privilegio es un acuerdo, generalmente suscrito con el Gobierno de los países donde se establecen las colonias menonitas, en el que se les exime de participar en cualquier actividad militar, el respeto a sus tradiciones, educación, cultura y religión. Es una condición para que los menonitas inicien sus migraciones masivas a un país o región.
En julio de 2010, asumió la presidencia del Perú OIlanta Humala Tasso y los trámites iniciados por los menonitas demoraron hasta el 2012, lo que fue el primer obstáculo serio desde su llegada al Perú, ya que no pudieron lograr un acuerdo con el gobierno peruano para obtener los beneficios estatales que habían obtenido antes en otros países, es decir, el privilegio.
Entre 2012 y 2014, los representantes de los futuros colonos se acercaron al Gobierno Regional de Huánuco, con el apoyo de los contactos que habían hecho en Lima. A finales de 2014, se firmó un convenio entre ese gobierno, Jhonny Miraval Venturo y la Iglesia Menonita del Perú, representada por Jaime Montalván Torrejón, quien obraba bajo poder extendido por el ciudadano canadiense Isaak Driedger, el mexicano Enrique Enns Rempel y el beliceño Peter Wieler, todos residentes de una colonia menonita de Santa Cruz, en Bolivia. Tiempo después, Montalván saldría a la luz como uno de los presuntos miembros de una organización criminal de tráfico de tierras, que estaría encabezada por Isaac Huamán, quien estuvo a cargo de la Dirección Regional de Agricultura de Ucayali.
Según el testimonio brindado ante la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente de Ucayali (FEMA) por el menonita Franz Ems, uno de los líderes menonitas y de los primeros en llegar al Perú, Montalván intentó venderles terrenos en Pucallpa (Ucayali) pero, al ser una operación ilegal, no accedieron. A inicios de 2014, se fundó Österreich con unas 25 familias que se asentaron en el distrito de Honoria, en la localidad de Antigua Honoria, en Huánuco. Sin embargo, el asentamiento no duró mucho.
Entre 2015 y 2018, 40 familias menonitas estaban posicionadas en el kilómetro 19 de la Carretera Federico Basadre, en el Fundo Tauro. Entre 2017 y 2018, se empezaron a trasladar a Tierra Blanca, Loreto, en busca de nuevas zonas para expandirse. Hasta ese momento, la ocupación de las tierras no había requerido ninguna deforestación.
Luego de apartarse de Jaime Montalván, Franz Ems tomó contacto con el ingeniero Eduardo Chafloque Urbina, quien los asesoraba con los trámites para adquirir terrenos. Sin embargo, poco después, los menonitas se dieron cuenta de malos manejos de este ingeniero. De acuerdo con sus declaraciones ante la Fiscalía de Nauta, “Chafloque les jugaba chueco”.
El líder de Wanderland, Abram Thiesen Redekop, llegó al Perú entusiasmado por el peruano Edwin García, quien le manifestó sobre la existencia de tierras libres en este país. García iba regularmente a Bolivia para comprar la producción de los menonitas. Los colonos de Wanderland proceden de la colonia Nueva Esperanza de Bolivia.
La ocupación de Tierra Blanca, en Loreto, se produce en tierras aprovechadas forestalmente por el maderero Augusto Granda Daza, dueño de las empresas madereras K&B Company SAC y Grand Ucayali SAC. Esta última empresa, según los registros del Sistema de Información Forestal (Sisfor), aprovechaba madera de diversos predios en la zona desde 2014. Grand Ucayali fue sancionada y multada en 2016 por extraer maderas no autorizadas en su plan operativo aprobado.
De acuerdo con las versiones de los menonitas de Tierra Blanca, Granda les presenta a Chafloque. Allí contactan a Ponciano Ruiz Alvarado, quien también les ofreció tierras. El acuerdo entre Granda y Ruiz es una mezcla de donación y venta de los terrenos de Tierra Blanca, unas 3,000 hectáreas. La donación fue a cambio de los terrenos que las familias menonitas tenían en Campo Verde, en Ucayali. Aunque la movilización de los menonitas se da durante el 2018, la deforestación se inicia en 2017, siguiendo el mismo patrón de ocupación rectangular en todos sus espacios.
La llegada de los menonitas a Tierra Blanca no fue una sorpresa para sus habitantes, ya que previamente tuvieron dos reuniones con las autoridades locales. La primera ocurrió el 26 de noviembre de 2016 y la segunda, el 25 de abril de 2017. En esas fechas se reunieron con el alcalde delegado Jorge Díaz Ruiz, el juez de Paz Jaime Chávez Dávila, Ponciano Ruiz Alvarado y otros líderes locales.
En las reuniones se acordó que los menonitas eran bienvenidos y que, en retribución, habilitarían nuevos caminos, un pequeño aeropuerto y apoyarían en algunos temas menores, según consta en el acta de 2016. También es explícita la autorización de los pobladores de Tierra Blanca para que 50 familias menonitas lleguen a la zona. A esa reunión asistieron los primeros 20 menonitas que formarían Wanderland que, ahora ya cuenta con 98 familias.
En el proceso de compra de las tierras de Tierra Blanca, luego de ser engañados por Ruíz y Chafloque, los menonitas contrataron los servicios de Alejandro Quispe Alvarez, un ingeniero recomendado por los vecinos de Tierra Blanca.
La manifestación de Franz Ems es clara al indicar que en los terrenos donde se instalaron sí había bosques, pero también extensas zonas de campamentos, plantaciones de plátanos, y que los bosques ya habían sido explotados, extrayendo toda la madera valiosa. Esa versión coincide con la documentación que consta en el Sisfor, la cual puede constatarse en línea, haciendo la consulta por el número de contrato.
Otro detalle importante de la declaración de Franz Ems es que ellos sí eran conscientes del trámite de cambio de uso y no querían violar las leyes peruanas, por lo que pidieron a sus líderes que hicieran las consultas con las autoridades. Sin embargo, de acuerdo con su manifestación, los ingenieros que los asesoraban, Chafloque entre ellos, les indicaron que estaban en una zona sin ley, sin Estado, y que siendo terrenos pequeños, no habría ningún problema.
Ems declaró que, según los ingenieros, con el título de propiedad era suficiente para ocupar la tierra y realizar agricultura. No se ha hallado modo de confirmar esta versión con Chafloque.
Ante el fiscal de Nauta, los menonitas de Tierra Blanca afirmaron que ellos no queman el bosque, que usan la madera como material de construcción para sus casas y puentes, y también como leña para sus cocinas. Sin embargo, reconocieron que cada uno limpia su terreno, talando con motosierras y, a veces, apoyados por maquinaria pesada.
El 3 de diciembre de 2021, el fiscal José Luis Guzmán Ferro asumió el caso menonita de Tierra Blanca, y formuló una ampliación de la investigación iniciada en septiembre de ese año. Guzmán consideró a 200 menonitas de las colonias Wanderland, Osterreich y Providencia en la investigación.
Adicionalmente, el fiscal emprendió acciones legales contra la Colonia Menonita Cristiana Agropecuaria Gnadenhonff Reinlander Bemboya (la titular de Chipiar), en Nueva Requena (provincia de Coronel Portillo, departamento de Ucayali), para lo cual convocó a instituciones regionales y de Lima.
Medelú Saldaña, asesor de las colonias menonitas de Tierra Blanca, indica que las acciones fiscales no tienen asidero, bajo la premisa de que se ha deforestado sobre tierras ya tituladas, con aptitud agropecuaria, por lo que el cambio de uso de la tierra no era necesario. También añade que los menonitas son objeto de una suerte de persecución religiosa y que se ensañan con ellos ya que, siendo extranjeros, la gente presume que son adinerados y que, por ello, han sido engañados y estafados en varias oportunidades.
“Mira, los menonitas no son malas personas, han venido a traer desarrollo, a dar ejemplo, a trabajar. Ese es el ejemplo que necesita nuestra gente. Acá en Tierra Blanca, ¿acaso alguien nos ha venido a capacitar, a enseñar de la gran agricultura? Ellos nos están enseñando, nos están apoyando. Eso queremos nosotros, salir adelante, como ellos, y tener una producción que nos haga vivir decentemente, no de migajas”, dice Saldaña.
En Tierra Blanca, los menonitas se han ido adaptando a las rutinas de los vecinos. Saben que la convivencia pacífica y la colaboración, sin romper su segregacionismo, es clave para ser aceptados y prosperar en nuestra Amazonía. La gente de los pueblos cercanos a Wanderland y las otras colonias menonitas de Tierra Blanca aprovecha los domingos para pasear por las tierras de los menonitas.
Otro proyecto de los menonitas es acelerar los trámites para abrir la pista de aterrizaje para avionetas en Tierra Blanca. El fallecimiento de la esposa del líder de la colonia Wanderland, hace unos meses, conmocionó a los menonitas. La mujer murió por complicaciones de parto, que no pudieron ser atendidas en Pucallpa, debido a la demora en la evacuación desde la colonia hasta el Hospital Regional de Ucayali.
Este proyecto es respaldado por la población de Tierra Blanca, así como la intención de mejorar el camino que los une con Huimbayoc (departamento de San Martín), otro sueño de los agricultores locales, con el fin de alcanzar mejores mercados para sus productos. Este no es un proyecto nuevo y se viene gestando desde los gobiernos locales de los distritos de Sarayacu, Loreto, y de Huimbayoc en San Martín. El proyecto podría causar una mayor deforestación en la zona, así como aumentar el riesgo de afectación al Parque Nacional Cordillera Azul, muy cercano a la vía, como lo manifiesta Sidney Novoa de ACCA. Los daños a los bosques por esta carretera ya superan las 11,500 hectáreas. (Fuente: Convoca)