la función continúa. Tras triste desenlace.
Moyobamba. Ernesto Peña Robalino deja de ser alcalde de Moyobamba. Ya está en el penal de esta ciudad con prisión preventiva, acusado por los delitos de tráfico de influencias y cohecho. La pena es inocultable, quizá en la mayoría de los que lo conocimos como persona. Sin embargo, cabe hacer algunas precisiones (aunque cuesta hacerlo en estos momentos) de lo que fue Ernesto como alcalde. Lo dijimos en nuestros programas, incluso personalmente, que daba la impresión que no se sentía autoridad, que no se daba cuenta que era el alcalde, y que su conducta obedecía a eso, como que no le interesaba los problemas de Moyobamba, indiferente, informal.
Esa cuestión conductual, sumado a su falta de carácter, permitieron que su “asesor”, los que estaban al acecho para obtener beneficios, y los sobones, se aprovechen de las circunstancias. Hasta le sembraron una supuesta intención de vacancia en su contra, dizque promovido por ciertos regidores en complicidad con la mayoría de la prensa. Le tenían prácticamente al borde de la paranoia. Por eso se victimizaba y actuaba a la defensiva y hasta se corría de los periodistas. Pese a ello tratábamos de hacerle entrar en razón.
Su asesor, Elvis Castro, mandaba sobre él. Un tipo indolente que logró romper la unidad del alcalde con sus regidores y que nunca le importó la situación de legal de Ernesto, más bien permitía que cometa torpezas ante la justicia, como la de abstenerse en sus respuestas en las veces que fue citado ante la fiscalía, por otros temas ajenos al presente caso. En esa línea estaban los otros de su entorno, alimentaban la división y el alejamiento de sus regidores con quienes entró en francas batallas. A estas alturas de la situación nos damos cuenta que sus verdaderos enemigos estaban cerca de él.
Ahora, Ronald Gárate tiene que asumir la alcaldía con suma responsabilidad y compromiso leal con Moyobamba. Gobernar con honestidad y transparencia. Debe convocar a profesionales probos con capacidad profesional y que también asuman un compromiso formal con esta tierra. Se sabe que no goza de las simpatías de muchos, más por sus raíces apristas.
En estas condiciones Ronald tiene el gran reto de hacer el mejor gobierno municipal, asumiendo sus funciones con liderazgo, con firmeza y empatía y visión de desarrollo. Debe tener la fortaleza moral para rechazar propuestas indecentes, chantajes o intenciones de extorsión y botar a los sobones. Con estas actitudes puestas en práctica, la aparente magra imagen que muchos tienen de Ronald, poco a poco irá aclarándose.